miércoles, 10 de octubre de 2012

"¡Marcelo, vete pa'l Barça!"






Era un día cargante. El sol caía a plomo. La jornada dio para realizar pruebas físicas y médicas a toda la plantilla aprovechando el parón liguero. Era, por lo tanto, un buen momento para que Marcelo Bielsa estuviera al tanto -hay quien puede interpretar que al quite- del estado de las instalaciones de Lezama. Mientras los jugadores unas veces saltaban al césped para hacer unos ejercicios y otras se refugiaban en el interior, el entrenador argentino estuvo dándose un 'paseo' por los campos en compañía de Diego Reyes.

En Lezama se siguen dando pasos para completar algunas obras importantes, como la de los campos de juego, como la de nueva sala de prensa que parece que está muy cerca de ser estrenada -puede que este mismo mes-. El rosarino fue de arriba abajo para comprobar el ritmo de las citadas obras. Se mezcló con los aficionados, que poco tenían que llevarse a la boca viendo que los jugadores apenas se limitaban a hacer unos ejercicios físicos. Y claro, fueron raudos a por él y a aprovechar la cercanía que siempre muestra.

Por supuesto, Bielsa se dejó hacer fotografías con los hinchas haciendo gala de su proverbial paciencia y educación. Por allí se dejaba escuchar un cierto deje andaluz de una aficionada llegada desde muy lejos o las palabras de agradecimiento por dedicarles unos instantes para disponer de un imborrable recuerdo. Las cámaras funcionaban como de costumbre para hacerse una instantánea con él cuando en una de éstas surgió una de las frases del día: "¡Marcelo, pal Barça,que Tito no nos gusta!". El joven se manifestó así muy proclive a Bielsa y también al conjunto culé. El rosarino ni se inmutó, continuó mostrando su delicadeza y siguió posando para las cámaras -a Iribar le ocurrió lo mismo al inicio de la sesión- y acabada su labor siguió con Diego Reyes revisando las instalaciones. En un momento se le vio hacer algún gesto, no se sabe muy bien si de reprobación por algún aspecto que no fue de su agrado. Su caminata debía proseguir con su habitual seriedad.

Después, provisto de una sudadera de Adidas -¡menudo calor debía dar con el sol de justicia que había!- se fue por el campo número 4, se dirigió al dos y saludó al jardinero que con su vehículo ponía a punto la hierba. Luego se perdió de vista tapado por el edificio. Por cierto, en la planta superior resonaban sonidos de obras. Se podían ver escombros, trozos de techo. Es el cambio que está experimentando Lezama, con sus pros y sus contras, ya que genera de momento alguna incomodidad tanto para los profesionales de la información como para los empleados del club. Cada vez falta menos para que todo se complete. Quizá con este parón veamos algo más resuelta toda la tarea que se esta acometiendo.


FUENTE:  http://www.mundodeportivo.com/