martes, 25 de marzo de 2014
sábado, 8 de marzo de 2014
¿La flexibilidad aumenta el rendimiento de un jugador de fútbol?
Por Cristian Daniel Sidotti
Profesor de Educación Física
cdsidotti@hotmail.com
¿Para qué sirve la elongación? ¿Existe evidencia científica que avale su uso en el fútbol? En definitiva, ¿El trabajo de flexibilidad aumenta el rendimiento de un jugador de fútbol? Para definir flexibilidad se hará referencia a dos autores. Por un lado, Di Santo (1) menciona que la flexibilidad es la capacidad psicomotora responsable de la reducción y minimización de todos los tipos de resistencias que las estructuras neuro-mio-articulares de fijación y estabilización ofrecen al intento de ejecución voluntaria de movimientos de amplitud angular óptima. Pasibles de ser producidos tanto por la acción de agentes endógenos (contracción del grupo muscular antagonista) como exógenos (propio peso corporal, compañero, sobrecarga, inercia u otros implementos). Verhoshansky (2) dice que la flexibilidad se refiere a la amplitud de movimiento (ADM) de una articulación específica respecto a un grado concreto de libertad. La flexibilidad debe diferenciarse claramente del concepto elasticidad. La propiedad elástica de un tejido o de una articulación (sistema articular) es la capacidad de volver a la longitud o posición no forzada una vez que cesan las fuerzas que lo mantenían deformado. Así, cuanto más grande es la elasticidad
de un tejido, mayor ha de ser la fuerza aplicada para producir un cierto grado de estiramiento. Por eso, ambos conceptos han estado definidos, por algunos autores, como contrapuestos o antagónicos (3). En realidad, un gran desarrollo de la ADM en una determinada articulación puede suponer una pérdida de elasticidad y, en algunos casos ser el origen de inestabilidad en la articulación. La flexibilidad es la capacidad a la cual el preparador físico de fútbol le da menor importancia durante el proceso de entrenamiento. Pocos minutos de las sesiones se dedican a su trabajo. Si bien hay mucha información con respecto a otras capacidades como la fuerza o la resistencia, es escasa la bibliografía con respecto a la flexibilidad y la influencia que tiene en el futbolista. En el ámbito del fútbol, la función del entrenamiento de la flexibilidad se ha asociado tradicionalmente a la prevención de lesiones, al alivio del dolor muscular post entrenamiento y a la prevención de acortamientos musculares.
Fisiología de la flexibilidad
Es necesario mencionar tres áreas que se ven involucradas durante la elongación. El sistema nervioso, el
tejido contráctil (músculo) y el tejido conectivo. Con respecto al Sistema Nervioso, el reflejo miotático posee la función, en primer lugar, de contraer el músculo elongado, y en segundo lugar, de inhibir los antagonistas. Por lo tanto, mediante un acto reflejo se produce un acortamiento muscular luego de la elongación. Esto se logra a través de los husos musculares, que son los receptores que informan acerca del estiramiento y de la velocidad con la que el músculo cambia su longitud. El reflejo miotático invertido posee una función de protección. Los órganos tendinosos de Golgi son los receptores sensoriales en este caso. Estos se encuentran en las uniones de las fibras de los tendones con las fibras musculares. Cuando estos son estimulados inhiben los músculos que se contraen (agonistas) y excitan los músculos antagonistas. El tejido conectivo que rodea el músculo es un tejido denso, y conocido con el nombre de fascias musculares. Dicho tejido conectivo es capaz de transmitir una fuerza importante a otros músculos, a huesos y articulaciones, ya que los músculos están conectados mecánicamente con las estructuras de alrededor, no pudiendo actuar de manera independiente. Cuando se realizan ejercicios de elongación se incrementa el rango articular, esto se debe a que el estiramiento muscular disminuye la viscoelasticidad del músculo, como también aumenta su distensibilidad. Si un músculo es elongado pasivamente, el alargamiento inicial ocurre en el componente elástico en serie (miofibrillas, sarcómero) y la tensión aumenta agudamente. Después de un cierto punto ocurre un compromiso mecánico de los
puentes transversales, luego son las fascias quienes resisten la tensión hacia la deformación.
El entrenamiento de la flexibilidad
La elongación muscular es el medio por el cual se trabaja la flexibilidad. Se mencionarán cuatro métodos de entrenamiento:
1. Elongación balística: también conocido como rebotes o insistencias. El estiramiento se produce en el músculo antagonista como resultado de la contracción del músculo agonista. Este método debe ser adecuadamente realizado ya que genera grandes cargas a nivel de la unidad músculo tendinosa. El fútbol, por ejemplo, requiere de estas acciones balísticas y dinámicas.
2. Elongación estática o pasiva asistida: implica la elongación de uno a varios músculos hasta el punto que el movimiento es limitado por su propia tensión. Se caracteriza por que la elongación la lleva a cabo otra persona quien asiste al jugador. Permite un rápido incremento del rango articular.
3. Elongación activa: se debe mantener el estiramiento del músculo elegido, para impedir el reflejo miotático. No se producen rebotes ni balanceos. El jugador no recibe ayuda de ningún compañero.
4. Facilitación Neuromuscular Propioceptiva: Lo que busca este método es inhibir el Órgano Tendinoso de Golgi, a través de tensión muscular, favoreciendo la respuesta de los mecanismos neuromusculares mediante la estimulación de los propioceptores.
Este método consiste en generar una contracción isométrica, luego relajar el mismo músculo brevemente, para finalizar con un estiramiento pasivo.
Fase sensible
Luego de una etapa de gran movilidad articular y casi sin variaciones, entre los 10 y 11 años se alcanza un periodo donde se estabiliza la flexibilidad, llegando a la adolescencia en la cual comienza a disminuir y hasta los 20 a 30 años que es el periodo donde más fácilmente se pierde dicha capacidad. Este detrimento de la flexibilidad se da principalmente por atrofia muscular y los cambios en las fibras de colágeno y elastina.
Tiempo de elongación Depende de los objetivos: hasta 12” se pueden trabajar los estiramientos, más allá de eso, y acercándonos a los 20” estaríamos elongando el músculo. Entre 10” y 15” de estiramiento seria el ideal para trabajos pasivos. Con respecto al método FNP, se recomienda entre 5” y 8” de contracción isométrica, previo al estiramiento.
Series y repeticiones
Se realizan habitualmente de 3 a 4 repeticiones. El alargamiento que se produce durante las dos primeras alcanza el 80% del posible. El entrenamiento de la flexibilidad induce a micro lesiones del tejido conectivo por lo que produciría reactivamente síntesis de proteínas. Se recomiendan intervalos de 36 a
48 horas de descanso entre sesiones intensas de flexibilidad.
Tipo de estiramientos
El estiramiento estático es el trabajo de ADM en una o más articulaciones mediante un recorrido lento por el arco del movimiento articular hasta alcanzar la posición de estiramiento final que se mantiene un cierto tiempo. El estiramiento dinámico, es la capacidad de ADM en una articulación durante la realización de un movimiento a una determinada velocidad. Está claro que cada método de estiramiento provoca diferentes adaptaciones que son específicas al modo en que se realiza el mismo, ya sea dinámico o estático. Los estiramientos activos mejoran gestos dinámicos de forma aguda. Por ejemplo el salto vertical aumenta luego de la ejecución de estiramientos dinámicos (4; 5). Se puede decir que los estiramientos dinámicos mejoran la manifestación de fuerza máxima mientras que los estáticos la disminuyen (6; 7).
Reducción de lesiones
La elongación disminuye el “stiffness” (rigidez) muscular, generando cambios inmediatos en las propiedades viscoelásticas del músculo, provocando un aumento en el rango de movimiento de las articulaciones. Sin embargo las lesiones deportivas pueden deberse a múltiples factores y no se ha establecido una relación clara entre la flexibilidad y las lesiones en jugadores de futbol (8).
Reducción de dolor muscular post- ejercicio
El dolor que provoca el entrenamiento luego de su realización se encuentra ligado fundamentalmente al ejercicio excéntrico, esto provocaría la destrucción de proteínas del tejido muscular, causando un proceso inflamatorio y un aumento de la temperatura local, esto activa los receptores de dolor causando la sensación dolorosa característica de este fenómeno. Una rutina de elongación antes, o después del entrenamiento no tendría mayor efecto en prevenir y/o aliviarlo (9).
Conclusiones
1. El entrenamiento de la flexibilidad no parece aumentar el rendimiento de un jugador de futbol 2. No existe evidencias que afirmen que el trabajo de flexibilidad disminuya las incidencias de lesiones en el futbol. 3. Previo a la competición se debería realizar una entrada en calor especifica que logre activar los músculos que van a ser requeridos. La flexibilidad puede ser parte de la entrada en calor, realizando estiramientos balísticos, evitando elongaciones prolongadas.
Referencias
1. Di Santo M. Amplitud de movimiento. Barcelona: Paidotribo; 2011. 2. Verhoshansky Y. Super entrenamiento. Barcelona: Paidotribo; 2004. 3. Garret WE, Speer KP y Kirkendall DT. Orthopaedic Sport Medicine. Philadelphia: Lippincott, Willams & Wilkins; 2000.
4. Woolstenhulme MT, Griffiths CM, Woolstenhulme EM y Parcell AC. Ballistics stretching increases flexibility and acute vertical jump height when conbined with basketball activity. J Strength Cond Res. 2006; 20(4): 799- 803.. 5. Young WB y Behm DG. Effects of running, static stretching and practice jump on explosive force production and jumping performance. J Sport Med Phys Fit. 2003; 43(1): 21-7. 6. Bacurau RF, Monteiro GA, Ugrinowitsch C, Tricoli V, Cabral LF y Aoki MS. Acute effect of a ballistics and static stretching exercise bout on flexibility and maximal strength. J Strength Cond Res. 2009; 23 (1): 304- 8.
7. Johansson PH, Lindstrom L, Sundelin G y Lindstrom B. The effects of preexercise stretching on muscular soreness, tenderness and force loss following heavy eccentric exercise. Scand J Med Scsi Sport. 1999; 9 (4): 219-25. 8. Osorio C, Rossi R, Hidalgo R y LizanaM. Relación entre flexibilidad y fuerza muscular en jóvenes futbolistas. Kinesiología; 28(1): 13-19; 2009. 9. Cheung K. Hume, P. Maxwell L. Delayed onset muscle soreness: treatmen strategies and performance factors. Sport Med. 2003; 33: 145-64.
Bibliografía consultada
Kisner C, Colby IA. Ejercicio terapéutico. Fundamentos y técnicas. Barcelona: Paidotribo; 1996.
Rojas EO, Supital RA, Delgado D, Renda JM. Actualización bibliográfica en trabajos de flexibilidad relacionados a la actividad física. Revista electrónica de Ciencias Aplicadas al Deporte. 2012; 5(19). Disponible en: www.romerobrest.edu.ar/ojs/index.p hp/ReCAD/article/view/59 (25/3/2013).
jueves, 6 de marzo de 2014
Hipertrofia muscular en el futbolista
Por:
Cristian Daniel Sidotti
Profesor de Educación Física
cdsidotti@hotmail.com
El
futbolista debe poseer una estructura corporal importante debido al contacto
que posee en el juego. De hecho, se ven jugadores cada vez más fuertes y con
grandes habilidades para chocar, traccionar, cargar o ser cargado. Ahora bien,
¿el entrenamiento tradicional de hipertrofia contribuye con estas acciones
específicas del deporte? ¿Qué tipo de hipertrofia es funcional a un jugador de
fútbol? ¿Los métodos y medios de entrenamiento utilizados para mejorar estas
prestaciones, son los correctos?
La
hipertrofia es el aumento del tamaño de las fibras musculares. Willmore y
Costill (1), mencionan dos tipos de hipertrofia, una temporal y otra crónica.
La primera, se refiere al proceso inflamatorio muscular que se tiene
inmediatamente después de la sesión de entrenamiento, donde se acumulan fluidos
que luego de un tiempo corto se pierden en el plasma sanguíneo. La segunda, se
presenta como el incremento del tamaño muscular, producido por el trabajo contra
resistencias de manera repetida, generando cambios estructurales en los
músculos.
De
acuerdo al lugar de la fibra muscular donde se genera la hipertrofia
Verhoshansky (2) menciona otra clasificación. Hipertrofia sarcoplasmática e
hipertrofia del sarcómero.
La
primera implica a las proteínas no contráctiles, aumentando el volumen del
plasma semifluido entre las fibras musculares. En la segunda, se produce un
incremento del tamaño y número de los sarcómeros, aumentando la densidad de la
zona de las miofibrillas produciéndose una mayor capacidad para realizar un
esfuerzo muscular.
El
sarcoplasma, entre otras cosas, está constituido por glucógeno, mitocondrias,
enzimas, ácidos grasos y agua. En la hipertrofia sarcoplasmática el aumento del
diámetro
de las fibras musculares podría ser explicado, en parte, por un incremento de
las organelas antes mencionadas. Cuando un sujeto realiza un ejercicio con
cargas sub máximas, mayores a seis repeticiones y con pausas menores a dos
minutos, utiliza glucógeno como combustible atrayendo una gran cantidad de
agua. Acumulándose este líquido en el músculo.
Cuando
se utilizan más de seis repeticiones en un ejercicio de pesas, las cargas son
moderadas no llegando a generar un importante reclutamiento de unidades motoras,
por lo cual el incremento de fuerza es pobre, respecto a trabajos máximos o sub
máximos.
Sin
embargo, cuando se realizan entrenamientos con cargas elevadas, por debajo de
seis repeticiones también se genera incremento de las organelas
sarcoplasmaticas, aunque los niveles de fuerza alcanzados son mayores, ya que
se reclutan muchas unidades motoras. Esto produce el incremento del tamaño de
la sección transversal del músculo a expensas de las estructuras contráctiles.
De
este modo, aunque se pueda direccionar el entrenamiento para favorecer la
predominancia de un tipo de hipertrofia, no se puede pensar en que existe una
sin la otra.
Tren
inferior
El
futbolista necesita efectuar tanto, golpes al balón, como aceleraciones
constantes a grandes velocidades, para ello es necesario que posea buenos
niveles de fuerza explosiva.
Entonces…
¿Sería
útil programar ejercicios de tren inferior con el objetivo de aumentar la masa
muscular sin destinarlo hacia el reclutamiento de fibras rápidas?
La respuesta es no. (2)
Debido a que no hay
relación directa que a mayor masa muscular, mayor potencia. Por lo tanto, no
formaría parte del plan el agrandamiento de la masa muscular del tren inferior.
Teniendo en cuenta
que cualquier entrenamiento de fuerza en los deportes explosivos tendrá el
objetivo de mejorar una o varias de las siguientes expresiones de fuerza y
velocidad: fuerza máxima, fuerza explosiva o máxima potencia. (3)
Se deben encontrar
ejercicios que produzcan hipertrofia selectiva de las fibras rápidas. Existen
ejercicios con sobrecarga que permiten reclutar predominantemente fibras
rápidas y de este modo no lograr una hipertrofia indeseable en las fibras
lentas o una atrofia de las fibras tipo 2b (4).
Las adaptaciones
nerviosas acompañan siempre a las ganancias en fuerza que resultan del
entrenamiento contra resistencias, pero la hipertrofia puede estar o no
presente (2).
Con respecto a las
repeticiones Wilmore y Costill (1) mencionan que independientemente de la
intensidad que se utilice, la reducción de la velocidad del ejercicio comienza
a ser significativa cuando se efectúa el 30% del número posible de repeticiones
realizables. Por lo tanto, las repeticiones nunca podrán excederse más allá de
tres o cuatro, ya sea para los saltos o ejercicios derivados del levantamiento
de pesas, destinados a mejorar la fuerza explosiva, o ejercicios como la
sentadilla o prensa destinados a incrementar o mantener los niveles de fuerza
máxima.
Tren superior
El futbolista
requiere de una mecánica de empuje, una de tracción, y otra de sostén. Donde en
situaciones de partido se ven implicadas de manera simultánea o sucesiva. Es
interesante entrenarlo por un lado en la sala de musculación y por otro con
movimientos específicas del juego, donde además de la utilización del tren superior
para generar fuerza se impliquen desplazamientos o movimientos propios del
fútbol.
Con respecto al
trabajo que se realiza en la sala de musculación es importante considerar que
si se realizan repeticiones mayores a seis con un peso moderado, el combustible
predominante es el glucógeno. Además las ganancias de fuerza serán bajas,
debido a la poca solicitación de unidades motoras.
Siempre y cuando la
estructura corporal de los futbolistas lo permita, es necesario generar
adaptaciones neurales, para que las ganancias de fuerza sean mayores.
Ejercicios en donde se utilicen cargas altas, sumados a ejercicios pliométricos
podrían ser más beneficiosos para cumplir este objetivo.
Si bien un trabajo
en la sala de musculación es beneficioso, deberían entrenarse los gestos
específicos en el campo, generando tracciones y empujes, trasladando la fuerza
desde el núcleo corporal hacia las extremidades.
Para estos trabajos
los medios de entrenamiento que pueden utilizarse son el medicine ball, pelota
suiza, bandas elásticas, peso corporal propio, peso corporal de otro compañero.
En los días previos
a la competencia se podrían realizar ejercicios con más repeticiones utilizando
cargas ligeras, evitando la depleción glucogénica.
Conclusiones:
No se puede aislar una hipertrofia sarcomérica de
una hipertrofia sarcoplasmática.
Las cargas altas de entrenamiento generan
adaptaciones neurales (coordinación intramuscular), generando así importantes
ganancias de fuerza.
Las cargas moderadas de entrenamiento, aunque
generan hipertrofia no son las que producirían importantes ganancias de fuerza.
En el tren inferior no se deberían realizar
repeticiones por arriba de 4.
En el tren
superior el entrenamiento con cargas moderadas no generan todas las
adaptaciones que requiere el juego. Para ellos deberían programarse también
trabajos pliométricos.
Referencias:
- Wilmore J, Costill. D. Fisiología del esfuerzo y del
deporte. 6ta ed. Barcelona: Paidotribo; 2010.
- Verhoshansky Y, Siff M. Superentrenamiento.
Barcelona: Paidotribo; 2004.
- López Chicharro J, Fernández Vaquero A. Fisiología
del ejercicio. 3ra ed. Madrid: Panamericana; 2006.
- Cappa D.
Entrenamiento de la potencia muscular. (sitio en internet) Disponible en:
http://es.scribd.com/doc/31887944/Entrenamiento-de-La-Potencia-Muscular. Acceso
el 17 de junio 2013.
sábado, 1 de marzo de 2014
La preparación física en el fútbol infantil
Por :Cristian Sidotti – Profesor Nacional de Educación Física
Las
etapas del fútbol amateur presentadas por la Asociación del Fútbol Argentino
(AFA) son dos. La primera denominada Fútbol infantil, aquí los niños tienen
entre 10 a 13 años, y una segunda etapa denominada Futbol Juvenil donde los
jugadores tienen entre 13 (9na división) y 20 años (4ta división). En el
presente artículo nos situaremos en la primera etapa, fútbol infantil.
Como punto de partida en la planificación es necesario realizar un diagnóstico. El mismo se basa en recoger datos de la competencia, y tras su análisis, usarlos como herramientas para confeccionar contenidos, métodos y medios de entrenamiento teniendo en cuenta la edad deportiva y biológica de los jugadores.
CRECIMIENTO Y MADURACION
Esta etapa de tres años debe ser abordada, por los profesores, desde lineamientos científicos respetando las leyes de maduración y crecimiento. Ambos son procesos importantes pero que pueden tener sus puntos máximos de desarrollo en distintos momentos de la vida.
Al momento de planificar las cargas de trabajo con niños debemos preguntarnos: ¿en qué circunstancias psico-biológica se encuentra el niño?
Responder esta pregunta será importante para poder programar el entrenamiento de los jóvenes futbolistas respetando el principio de individualización y multilateralidad del entrenamiento.
Es importante saber que el crecimiento, por sí solo, provoca cambios en el rendimiento de los jóvenes. Por ejemplo, el pico de crecimiento en talla y peso aumentan la masa libre de grasa y la masa muscular, lo que trae aparejado una elevación del consumo máximo de oxigeno relativo. Y, aquí puntualmente no estamos hablando de entrenamiento, solo de crecimiento.
Durante los procesos de crecimiento y maduración es difícil discernir si los cambios son producidos por el entrenamiento o por el crecimiento.
Mientras que los cambios fisiológicos producidos por el entrenamiento en adultos son causados por el programa de entrenamiento en sí, en el niño esos cambios podrán ser atribuidos en gran parte al proceso de crecimiento y maduración. El incremento del consumo de oxigeno máximo, el lactato muscular, la fuerza muscular, la potencia anaeróbica y la resistencia muscular son algunos de los parámetros fisiológicos que cambian como resultado del entrenamiento, del crecimiento y la maduración física.
Los valores de lactato en niños pre púberes son hasta un 55% menor en comparación con la de un adulto.
En cuanto al ATP-PC y glucógeno, los niños poseen concentraciones de ATP 20% menores a las de un adulto; mientras que las concentraciones de PC y glucógeno se encuentran 40% disminuidas.
Lo importante aquí es saber que el glucógeno es una reserva limitada y es por ello que cuando esta se agota es probable que los niños abandonen la actividad ya que este vaciamiento podría provocar desgano, cansancio continuo y desconcentración.
Es importante conocer el período madurativo en el cual se encuentran los jugadores, ya que el desarrollo puberal marca un cambio de perspectiva del entrenamiento. Según Weineck (1): “La fase pre puberal se presta sobre todo a la mejora de las capacidades coordinativas y a la ampliación del repertorio de movimientos, y en el período de pubertad, sobre todo al trabajo de las capacidades físicas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que la coordinación (técnica) y la condición física se han de desarrollar siempre en paralelo, aun destacando uno u otro aspecto”.
Durante el último año del fútbol infantil (12 -13 años) muchas veces la edad biológica (edad de maduración) no concuerda con la edad cronológica y por ende muchos compañeros del mismo equipo tienen distintos grados madurativos. La edad biológica se encuentra relacionada con factores de desarrollo, como la altura y peso corporal.
Para conocer a los jóvenes futbolistas sería importante medirlos y pesarlos, con esos datos se podrá conocer el índice de masa corporal. Esto permitirá básicamente conocer cuál es el estado nutricional de los jóvenes.
TECNICA Y TACTICA
Jens Bangsbo (2), plantea que el fútbol profesional es un deporte intermitente, donde el futbolista además de correr realiza otras actividades como aceleraciones, cambios de direcciones, desaceleraciones, saltos, caídas y levantadas del campo. Por otro lado remarca que las pausas son pasivas e incompletas.
A este cúmulo de acciones que realiza el futbolista se adhiere la importancia del componente técnico y táctico. El pase y la recepción aparecen, junto al remate y conducción, como las técnicas más importantes del futbolista. Siempre considerándolas dentro de un contexto en situación, donde deben ser aplicadas en distintos tiempos, con distintos espacios y con una situación a resolver que, en la mayoría de las veces, implica a compañeros y oponentes.
Por otro lado, Weineck aclara que el entrenamiento infanto- juvenil debe centrarse en la formación óptima de las destrezas y técnicas deportivas - motoras y en el incremento del acervo motor. El entrenamiento de las capacidades físicas tiene lugar en paralelo a este proceso, durante la infancia estas capacidades no se maximizan sino que se optimizan.
Con lo anteriormente mencionado se hace referencia a que las actividades o ejercicios adecuados al crecimiento deben presentarse como estímulos sub máximos, y no máximos, dando lugar a un trabajo multilateral.
El profesor Carlos Borzi (3) menciona la importancia que tiene el entrenamiento de la técnica en edades infantiles. Deja claro que el período entre los 10 y los 13 años es el indicado para realizar los aprendizajes técnicos debido a que el sistema nervioso, incluyendo a los analizadores de movimiento, manifiesta un pleno desarrollo aumentando la capacidad de percibir la realidad y conducir la respuesta motora.
Aquí cabe destacar la importancia de aplicar el principio de variabilidad ofreciendo al niño diversas actividades con el objetivo de generar un incremento en su experiencia técnica motriz. Las variantes en el trabajo de la técnica se pueden llevar a cabo modificando las condiciones externas (terreno, dimensiones, pelotas), combinando destrezas (desplazamientos, habilidades, técnicas), combinando los métodos de entrenamiento (analítico, global, mixto) y variando los materiales y consignas.
Aunque el fútbol infantil debe proveer al niño una amplia gama de movimientos y experiencias, parece muy enriquecedora la práctica de los gestos técnicos en situaciones jugadas, donde el componente táctico forma parte del trabajo técnico.
Con respecto al componente táctico Weineck (1), menciona que debe trabajarse desde edades tempranas en paralelo al trabajo técnico. Los contenidos tácticos deberían orientarse a un desarrollo cognitivo, donde la comprensión del juego sea el punto clave del entrenamiento. Además deben plantearse en cada entrenamiento el conocimiento de la totalidad de las reglas. Los principales medios para alcanzar estos objetivos mediante situaciones jugadas con diversas modalidades y consignas.
Es recomendable realizar el trabajo táctico con los chicos descansados, sin una carga física previa, para favorecer la comprensión de consignas de manera eficiente.
VELOCIDAD
La velocidad se encuentra influenciada por el desarrollo biológico y crecimiento, como también está altamente influenciada por el potencial genético del jugador.
Entre los 7 y 9 años, es recomendable trabajar sobre el tiempo de reacción y la frecuencia de movimiento. Estas dos características de la velocidad se encuentran vinculadas al desarrollo del sistema nervioso (SN) y no a otros aspectos funcionales. A partir del primer año del fútbol infantil, gracias a la gran plasticidad que presenta el sistema nervioso, el entrenamiento de la velocidad se verá beneficiado. Esta plasticidad del SN implica, por un lado, una alta excitabilidad de los procesos nerviosos directores y, por otro, una baja inhibición diferenciadora. Por lo tanto en la etapa prepuberal el entrenamiento de la velocidad se encuentra en su fase sensible, mayormente para el desarrollo de:
1- Velocidad de reacción.
2- Velocidad secuencial.
3- Procesos de aprendizaje motriz para desarrollar técnicas motoras que son importantes para movimientos veloces.
En el último año de infantiles (12-13 años) se produce, en algunos jugadores (púberes), una creciente liberación de andrógenos y estrógenos lo que permite un crecimiento muscular, teniendo una repercusión directa sobre la producción absoluta de potencia que puede ser generada.
En el fútbol infantil, debemos brindarle al jugador un amplio bagaje de ejercicios. A su vez, resulta interesante trabajar los distintos aspectos de la velocidad combinándolos con movimientos específicos que realizan los jugadores en competencia como también ligarlos a factores técnicos ya que su aprendizaje se encuentra en su fase sensible.
La capacidad de reacción en el fútbol está relacionada con la capacidad de anticipación y toma de decisiones. Esto se debe a que el jugador debe responder constantemente, de manera óptima, a situaciones de juego inesperadas. Asimismo, debe reajustar constantemente sus movimientos en situaciones donde debe decidir, en el momento que está realizando una acción, como continuar la misma dependiendo del entorno. Por ejemplo cuando el jugador intenta conducir el balón (técnica), mientras debe eludir rivales (entorno) a una cierta velocidad impuesta por la situación.
Para Weinek (1) el objetivo de esta capacidad en el fútbol es el desarrollo de una velocidad de movimiento de desplazamiento máximo y su relación con su velocidad gestual.
Entendemos la importancia de generar movimientos veloces con o sin pelota, donde el jugador sea capaz de ejecutar gestos técnicos en una situación real de juego.
RESISTENCIA
Con respecto al sistema anaeróbico podemos mencionar que la actividad de la fosfofructoquinasa (enzima reguladora de la glucólisis), en niños de entre 11-13 años es entre un 30-50% menor que en adultos. Estos datos nos permiten conocer que biológicamente el niño tiene una menor capacidad glucolítica que el adulto, o sea, que está menos adaptado para esfuerzos anaeróbicos. Por lo tanto no habría necesidad de que los niños en esta etapa realicen entrenamientos específicos para el incremento de la potencia anaeróbica lactacida. Siguiendo esta línea, los trabajos intervalados de alta intensidad en edades infantiles carecen de utilidad.
Los volúmenes usados para el entrenamiento de la resistencia deben ser adecuados a las condiciones del niño. Debemos proponer actividades que no sean de grandes volúmenes con alta intensidad ya que esto podría provocar vaciamiento glucogénico.
Por otro lado, sabemos que la resistencia está ligada a factores volitivos (capacidad de esfuerzo), metabólicos aeróbicos y anaeróbicos, funcionales (hormonales, cardio vasculares y respiratorios) y coordinativos (eficiencia mecánica). La enseñanza de la técnica de la carrera es importante ya que su eficacia influirá positivamente en la búsqueda de la máxima económica de los procesos metabólicos y funcionales.
Teniendo en cuenta que errores en la técnica de carrera elevan el costo de oxigeno, es decir, aumentan las demandas energéticas debido a que se requiere de más fuerza para realizar un movimiento. Por este motivo es importante trabajar sobre la enseñanza de la mecánica de carrera a través de skiping, taloneos, punteos y zancadas. En principio trabajando sobre los dos factores que influyen en la carrera, frecuencia y amplitud de zancada, y luego inclinando la mayor parte del trabajo hacia la primera dado que es más específica para el fútbol.
Con respecto a la importancia de la resistencia aeróbica y su trabajo durante la etapa infantil Weineck (1) resalta que tanto los niños como los jóvenes están preparados, desde el punto de vista cardiopulmonar y metabólico, para entrenar bajo cargas aeróbicas.
En relación a este punto, toma un alto grado de importancia la elección de métodos, como la dosificación de la intensidad y la duración de las cargas ya que las mismas deben adaptarse a las circunstancias fisiológicas de la edad del jugador.
Este autor propone entrenar la capacidad aeróbica en la fase pre puberal a través de cargas interválicas de corta duración, utilizando el juego como principal contenido en la actividad.
Para Feigenbaum (4) el músculo esquelético del niño pre púber es más elástico, tiene poco tono y definición, pero a su vez posee una gran irrigación respecto del adulto. Este flujo sanguíneo junto a su gran densidad mitocondrial permite realizar trabajos aeróbicos fraccionados o intermitentes de gran intensidad y corta duración alternados con pausas cortas ya que su capacidad de recuperación entre esfuerzos es eficiente.
Para Cometti (5) el entrenamiento de la resistencia en futbolistas jóvenes debe centrarse en el trabajo de fibras rápidas donde los esfuerzos cortos y breves prevalezcan.
Paul D. Larovede (7) plantea algunos principios para trabajar la resistencia aeróbica en edades prepuberales. Los mismos hacen mención a conservar el carácter lúdico de la actividad, donde se utilicen un amplio repertorio de movimientos y gestos propios del deporte, utilizando circuitos técnicos combinándolos con distintos desplazamientos.
Esta propuesta parece enriquecedora desde su carácter motriz ya que engloba mayores respuestas técnicas y motoras.
Será el profesor quien deba poner de manifiesto su creatividad, enriqueciendo aún más la actividad, introduciendo movimientos tácticos en ellas.
También, parece interesante proponer trabajos intermitentes ya que el trabajo de fibras rápidas quedará evidenciado y la velocidad de carrera es mayor comparándolo con trabajos continuos o intervalados largos.
Por otro lado, los juegos reducidos, son otra variante que puede ser utilizada para el trabajo de la resistencia. Desde el punto de vista motriz es más rico que los anteriormente mencionados, en conjunto al trabajo técnico - táctico realizado. Además se pueden variar las medidas de la cancha, la cantidad de jugadores y las reglas, buscando un ajuste táctico si así lo requiere el profesor.
Si bien el entrenamiento de la potencia aeróbica puede generar aumentos de rendimiento en niños, la magnitud de este incremento es probablemente más baja que la esperada en adultos. No está claro si hay una edad o un nivel de maduración crítico para maximizar las adaptaciones al entrenamiento aeróbico en niños y adolescentes.
El trabajo de resistencia en jóvenes pre púberes debe tener como objetivo mejorar la recuperación, creando bases de resistencias y no así provocar aumentos de VO2.
El trabajo de resistencia podría tener mejores efectos sobre los niños realizando tareas intermitentes de alta intensidad y juegos reducidos. Sin embargo la temprana especialización no está recomendada en niños. Por lo tanto la combinación de varios métodos sería la mejor manera de desarrollar la resistencia en esta población.
FUERZA
Aunque los niños no disponen de niveles adecuados de andrógenos para generar adaptaciones musculares y ganancias de fuerza similares a los que podría producir un adulto, tienen una gran capacidad para mejorar sus niveles de fuerza por medio de adaptaciones neurales.
Estas se basan en el incremento de las unidades motoras, una mayor coordinación y dominio técnico de los movimientos que se relacionan con mejoras en la coordinación y sincronización muscular...
Ahora bien… ¿A qué edad comenzamos con el trabajo de fuerza?
Según la Academia Americana de Pediatría (8) es importante tener en cuenta la maduración biológica de los niños, y comenzar los trabajos cuando los chicos estén en el periodo 5 de Tanner, ya que esto asegura que hayan pasado el pico de máxima velocidad de crecimiento y que las epífisis ya se encuentran casi selladas por completo.
Resulta muy difícil para los entrenadores conocer el estadío en el cual se encuentra el joven futbolista. Una modalidad que se podría utilizar para conocer esto sería demostrarle al niño fotos con las características propias de cada una de las etapas y que él mismo pueda ubicarse dentro de alguna de ellas.
Cappa (9) menciona que la recomendación del comienzo con trabajos de fuerza en estadio 5 de Tanner está hecha para trabajos con cargas altas y sistemáticas y que no existe una edad adecuada para comenzar con trabajos de fuerza cuando los trabajos no están dirigidos a la fuerza máxima.
El comienzo del trabajo de fuerza destinado a buscar un agrandamiento de la masa muscular estaría dado por el pico de crecimiento en estatura, previo a esto el entrenamiento de la fuerza debería ser destinado a la enseñanza de las técnicas de los ejercicios.
Según Bompa (10) en el proceso de formación deportiva se debe comenzar con ejercicios de fuerza que acentúen la participación de la musculatura del tronco y no tanto la de las extremidades superiores.
Aquí cabe mencionar la importancia de comenzar a trabajar desde el primer año de infantiles con ejercicios destinados a fortalecer la zona media. Es importante tanto la calidad de ejercicio como la frecuencia con que se hacen ya que las ganancias de fuerza en niños tienen un carácter transitorio y si no se entrenan con determina frecuencia estas ganancias se pierden rápidamente.
Siguiendo con la zona central del cuerpo podemos decir que en la pelvis convergen acciones que se transmiten de tren superior a inferior y viceversa, es por esto que el control que el niño pueda ejercer sobre dicha zona es importante para asumir posteriormente cargas de trabajo.
Hacer trabajos propioceptivos sobre la zona lumbo pélvica, junto a fortalecer y flexibilizar la zona central del cuerpo permitirá desarrollar posteriormente trabajos de fuerza con mayor seguridad (11).
Según Ozolin (12), los ejercicios con pesos libres ofrecen un mayor estímulo de entrenamiento acentuando el trabajo de propiocepción, el sentido del equilibrio, la estabilidad y la coordinación.
Así Feigenbaum (13) asegura que hasta el momento no existen evidencias científicas de que los ejercicios de fuerza con niños aplicados sistemáticamente pueden causar lesiones agudas o crónicas. Las lesiones son causadas por fallos técnicos en la ejecución de los movimientos.
Como hemos visto al comienzo del artículo, el crecimiento provoca ganancias sobre el rendimiento. En el caso de la fuerza, por crecimiento se producen incrementos de la misma. Pero también el niño que entrena tiene más fuerza debido a que coordina mejor. Las capacidades neurales no pueden desarrollarse si no son estimuladas, es por ello que los trabajos de coordinación y equilibrio (estático y dinámico) tiene gran importancia en esta etapa (14).
Siguiendo las palabras de Cappa podemos señalar que el tiempo que el profesor dedica a la enseñanza de las técnicas es una inversión ya que la correcta realización de los ejercicios permite, en el futuro, trabajar con cargas altas.
En el periodo prepuberal, antes del desarrollo hormonal y muscular, se debería hacer hincapié en el trabajo de coordinación, equilibrio (estático y dinámico) y enseñanza de técnicas de levantamiento, como así saltos y lanzamientos. Es importante variar los medios de entrenamiento utilizando materiales no convencionales como medicine ball, sogas, bandas elásticas, chalecos, bolsas de arena.
Con respecto al entrenamiento pliométrico en niños, Faigenbaum plantea que es errónea la idea que para comenzar con entrenamientos pliométricos el niño debe entrar en la pubertad. Contrariamente a esto propone comenzar con este tipo de entrenamientos cuando el niño tenga la madurez emocional para aceptar y seguir directivas. Otra de las ideas, que según el autor es errónea, es que los niños presentan lesiones en las placas óseas de crecimiento si realizan entrenamiento pliométrico.
A favor de este tipo de entrenamiento, Faigenbaum propone, que las sobrecargas sean apropiadas, una progresión gradual y respetar los periodos de recuperación entre sesiones. Destacando el entrenamiento pliométrico en niños como la base para las posteriores ganancias de fuerza y potencia.
En cuanto a la dosificación y calidad de ejercicios el autor propone comenzar con 10 repeticiones de ejercicios de baja intensidad, de 2 a 3 series, permitiendo buena recuperación entre las mismas y haciéndolo con una frecuencia semanal de dos veces. Por último, menciona la importancia de combinar los ejercicios pliometricos con desplazamiento o habilidades motoras diversas.
Previo al trabajo pliométrico, es importante el fortalecimiento de ligamentos y tendones de las articulaciones comprometidas (mediante la propiocepción), a su vez, resulta interesante el trabajo de multisaltos teniendo en cuenta que el tiempo de contacto con el suelo es determinante para el desarrollo de trabajos pliométricos básicos.
¿QUE TIPOS DE EJERCICIOS UTILIZAMOS EN EL FUTBOL INFANTIL?
Con respecto a los ejercicios seleccionados para trabajar en las divisiones infantiles podemos decir que existe una clasificación que los agrupan según la cercanía que estos tengan con la actividad principal, en nuestro caso fútbol.
La clasificación marca tres tipos: los ejercicios generales, los especiales y los competitivos.
Los primeros tienen que ver con las actividades que aseguran el desarrollo funcional del deportista, teniendo como finalidad crear una amplia base para la especialización progresiva que debe seguir, buscando un acondicionamiento multilateral del deportista. Entran aquí todos los ejercicios que se extraen de otras disciplinas deportivas y no necesariamente tienen semejanza con el fútbol.
Los ejercicios especiales son aquellos que por su estructura, intensidad y duración se acercan al máximo a las actividades de competición. Este tipo de ejercicios constituyen movimientos y acciones del futbolista que se van a corresponder con su estructura coordinativa, con el carácter de la ejecución, con la cinética y la dinámica del fútbol.
Por último, los ejercicios competitivos son los que muestran el mismo desarrollo técnico, funcional y los mismos parámetros que la propia disciplina deportiva. Aquí entran los juegos reducidos y la práctica y competencia específica.
Durante la etapa de fútbol infantil debemos buscar el adecuado equilibrio en la distribución de cada tipo de ejercicios, según la edad, el interés, necesidad y experiencia de los niños futbolistas.
Lo general siempre tiene que anteceder a lo específico. Sin embargo, los ejercicios que se destinan a trabajar los contenidos generales del entrenamiento se deben seleccionar siempre con vistas a las exigencias del fútbol.
La importancia que tiene crear las bases del proceso de entrenamiento/ aprendizaje hace necesario que los ejercicios generales y especiales tengan mayor preponderancia en algunas capacidades, como por ejemplo fuerza. Los ejercicios especiales tienen una acentuada inclinación en el trabajo técnico y táctico, mientras que los ejercicios generales serán los destinados al mejoramiento o desarrollo de las capacidades condicionales.
Como vimos anteriormente para el trabajo de resistencia, se deberían variar los métodos, utilizando ejercicios generales (intervalados cortos), ejercicios especiales (intermitentes con pelota) y ejercicios competitivos (juegos reducidos).
El desarrollo de ejercicios tanto generales como especiales conllevan la más variada y diversa utilización de los recursos materiales, tanto convencionales (aros, pelotas, conos, vallas) como no convencionales (bolsas de arena, pelotas de otros deportes, bastones, gomas de autos, gomas de bicicleta, sogas, bandas elásticas, chalecos).
Aunque los métodos y medios utilizados en el entrenamiento no sean específicos y aún cuando se utilicen ejercicios que estén poco relacionadas con el fútbol, todo debe estar direccionado a la mejora de las condiciones específicas del joven futbolista. El contenido general debe ser elegido siempre y cuando mejore la capacidad de rendimiento específica.
Autor: Prof. Cristian Daniel Sidotti
e-mail: cdsidotti@hotmail.com
Fuente: ISDe Sports Magazine. Vol. 4. N°15. Diciembre 2012.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1- Weineck, J. Entrenamiento total. Editorial Paidotribo. Año 2005. p 60.
2- Bangsbo, J. La fisiología del futbol. Instituto august Krogh. Universidad de Copenhague. Traducido y adaptado por Rubén Argemi, 1999. P 28.
3- Borzi, C. Futbol infantil. Entrenamiento programado. Editorial Estadium. Año 1999. p 107.
4- Cometti, G. La preparación física en el futbol. Editorial Paidotribo. Año 2007. p 130-141.
5- Bangsbo, J. Entrenamiento de la condición física en el futbol. Segunda edición. p 119.
6- Lalovere, J. El desarrollo de la resistencia aeróbica en poblaciones infanto- juveniles: un enfoque fisiológico-pedagógico. Se consigue en: G-SE. 25/06/2001.g-se.com/a/18.
7- Cappa, D. Entrenamiento de la potencia muscular. Versión digital por el grupo sobre entrenamiento. Año 2000. p 130.
8- Academia Americana de Pediatría. Entrenamiento de la fuerza en niños y adolescentes.
Pediatrics Volume 107. June 2001.: 1470- 14.
Se consigue en: www.femede.es/documentos/convenio-1.pdf
9- Bompa, T.O. 2003. Periodización, teoría y metodología del entrenamiento. Editorial Hispano Europea.
10- García Raposo, F. Trabajo preventivo-compensatorio del joven futbolista; Parte I. Se consigue en: www.futbol-tactico.com/es/futbol/63/futbol-base/acondicionamiento-general-trabajo-preventivo-compensatorio-del-joven-futbolista-parte-i-sin-material.html.
11- Ozolin. N. G. 1983. Sistema contemporáneo de entrenamiento deportivo. p 142.
12- Faigenbaum, Avery D. Entrenamiento pliometrico para niños: hechos y falacias.se consigue en: www.G-SE. Ref. 2012/26.
13- Naclerio, F. entrenamiento de fuerza y potencia en niños. Se consigue en: www.G-SE.18/04/2007. G-se.com/a/740.
BIBLIOGRAFIA
1-Sebastián del Rosso. Entrenamiento de la potencia anaeróbica y su velocidad. Curso a distancia de ciencias del ejercicio nivel 2. G-se. Año 2006.
2- Sebastián del Rosso. Desarrollo de las capacidades condicionales. Posgrado entrenamiento infanto juvenil. G-SE. Año 2012.
3-Veronique Billat. Fisiología y metodología del entrenamiento. Editorial Paidotribo. Año 2002.
Como punto de partida en la planificación es necesario realizar un diagnóstico. El mismo se basa en recoger datos de la competencia, y tras su análisis, usarlos como herramientas para confeccionar contenidos, métodos y medios de entrenamiento teniendo en cuenta la edad deportiva y biológica de los jugadores.
CRECIMIENTO Y MADURACION
Esta etapa de tres años debe ser abordada, por los profesores, desde lineamientos científicos respetando las leyes de maduración y crecimiento. Ambos son procesos importantes pero que pueden tener sus puntos máximos de desarrollo en distintos momentos de la vida.
Al momento de planificar las cargas de trabajo con niños debemos preguntarnos: ¿en qué circunstancias psico-biológica se encuentra el niño?
Responder esta pregunta será importante para poder programar el entrenamiento de los jóvenes futbolistas respetando el principio de individualización y multilateralidad del entrenamiento.
Es importante saber que el crecimiento, por sí solo, provoca cambios en el rendimiento de los jóvenes. Por ejemplo, el pico de crecimiento en talla y peso aumentan la masa libre de grasa y la masa muscular, lo que trae aparejado una elevación del consumo máximo de oxigeno relativo. Y, aquí puntualmente no estamos hablando de entrenamiento, solo de crecimiento.
Durante los procesos de crecimiento y maduración es difícil discernir si los cambios son producidos por el entrenamiento o por el crecimiento.
Mientras que los cambios fisiológicos producidos por el entrenamiento en adultos son causados por el programa de entrenamiento en sí, en el niño esos cambios podrán ser atribuidos en gran parte al proceso de crecimiento y maduración. El incremento del consumo de oxigeno máximo, el lactato muscular, la fuerza muscular, la potencia anaeróbica y la resistencia muscular son algunos de los parámetros fisiológicos que cambian como resultado del entrenamiento, del crecimiento y la maduración física.
Los valores de lactato en niños pre púberes son hasta un 55% menor en comparación con la de un adulto.
En cuanto al ATP-PC y glucógeno, los niños poseen concentraciones de ATP 20% menores a las de un adulto; mientras que las concentraciones de PC y glucógeno se encuentran 40% disminuidas.
Lo importante aquí es saber que el glucógeno es una reserva limitada y es por ello que cuando esta se agota es probable que los niños abandonen la actividad ya que este vaciamiento podría provocar desgano, cansancio continuo y desconcentración.
Es importante conocer el período madurativo en el cual se encuentran los jugadores, ya que el desarrollo puberal marca un cambio de perspectiva del entrenamiento. Según Weineck (1): “La fase pre puberal se presta sobre todo a la mejora de las capacidades coordinativas y a la ampliación del repertorio de movimientos, y en el período de pubertad, sobre todo al trabajo de las capacidades físicas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que la coordinación (técnica) y la condición física se han de desarrollar siempre en paralelo, aun destacando uno u otro aspecto”.
Durante el último año del fútbol infantil (12 -13 años) muchas veces la edad biológica (edad de maduración) no concuerda con la edad cronológica y por ende muchos compañeros del mismo equipo tienen distintos grados madurativos. La edad biológica se encuentra relacionada con factores de desarrollo, como la altura y peso corporal.
Para conocer a los jóvenes futbolistas sería importante medirlos y pesarlos, con esos datos se podrá conocer el índice de masa corporal. Esto permitirá básicamente conocer cuál es el estado nutricional de los jóvenes.
TECNICA Y TACTICA
Jens Bangsbo (2), plantea que el fútbol profesional es un deporte intermitente, donde el futbolista además de correr realiza otras actividades como aceleraciones, cambios de direcciones, desaceleraciones, saltos, caídas y levantadas del campo. Por otro lado remarca que las pausas son pasivas e incompletas.
A este cúmulo de acciones que realiza el futbolista se adhiere la importancia del componente técnico y táctico. El pase y la recepción aparecen, junto al remate y conducción, como las técnicas más importantes del futbolista. Siempre considerándolas dentro de un contexto en situación, donde deben ser aplicadas en distintos tiempos, con distintos espacios y con una situación a resolver que, en la mayoría de las veces, implica a compañeros y oponentes.
Por otro lado, Weineck aclara que el entrenamiento infanto- juvenil debe centrarse en la formación óptima de las destrezas y técnicas deportivas - motoras y en el incremento del acervo motor. El entrenamiento de las capacidades físicas tiene lugar en paralelo a este proceso, durante la infancia estas capacidades no se maximizan sino que se optimizan.
Con lo anteriormente mencionado se hace referencia a que las actividades o ejercicios adecuados al crecimiento deben presentarse como estímulos sub máximos, y no máximos, dando lugar a un trabajo multilateral.
El profesor Carlos Borzi (3) menciona la importancia que tiene el entrenamiento de la técnica en edades infantiles. Deja claro que el período entre los 10 y los 13 años es el indicado para realizar los aprendizajes técnicos debido a que el sistema nervioso, incluyendo a los analizadores de movimiento, manifiesta un pleno desarrollo aumentando la capacidad de percibir la realidad y conducir la respuesta motora.
Aquí cabe destacar la importancia de aplicar el principio de variabilidad ofreciendo al niño diversas actividades con el objetivo de generar un incremento en su experiencia técnica motriz. Las variantes en el trabajo de la técnica se pueden llevar a cabo modificando las condiciones externas (terreno, dimensiones, pelotas), combinando destrezas (desplazamientos, habilidades, técnicas), combinando los métodos de entrenamiento (analítico, global, mixto) y variando los materiales y consignas.
Aunque el fútbol infantil debe proveer al niño una amplia gama de movimientos y experiencias, parece muy enriquecedora la práctica de los gestos técnicos en situaciones jugadas, donde el componente táctico forma parte del trabajo técnico.
Con respecto al componente táctico Weineck (1), menciona que debe trabajarse desde edades tempranas en paralelo al trabajo técnico. Los contenidos tácticos deberían orientarse a un desarrollo cognitivo, donde la comprensión del juego sea el punto clave del entrenamiento. Además deben plantearse en cada entrenamiento el conocimiento de la totalidad de las reglas. Los principales medios para alcanzar estos objetivos mediante situaciones jugadas con diversas modalidades y consignas.
Es recomendable realizar el trabajo táctico con los chicos descansados, sin una carga física previa, para favorecer la comprensión de consignas de manera eficiente.
VELOCIDAD
La velocidad se encuentra influenciada por el desarrollo biológico y crecimiento, como también está altamente influenciada por el potencial genético del jugador.
Entre los 7 y 9 años, es recomendable trabajar sobre el tiempo de reacción y la frecuencia de movimiento. Estas dos características de la velocidad se encuentran vinculadas al desarrollo del sistema nervioso (SN) y no a otros aspectos funcionales. A partir del primer año del fútbol infantil, gracias a la gran plasticidad que presenta el sistema nervioso, el entrenamiento de la velocidad se verá beneficiado. Esta plasticidad del SN implica, por un lado, una alta excitabilidad de los procesos nerviosos directores y, por otro, una baja inhibición diferenciadora. Por lo tanto en la etapa prepuberal el entrenamiento de la velocidad se encuentra en su fase sensible, mayormente para el desarrollo de:
1- Velocidad de reacción.
2- Velocidad secuencial.
3- Procesos de aprendizaje motriz para desarrollar técnicas motoras que son importantes para movimientos veloces.
En el último año de infantiles (12-13 años) se produce, en algunos jugadores (púberes), una creciente liberación de andrógenos y estrógenos lo que permite un crecimiento muscular, teniendo una repercusión directa sobre la producción absoluta de potencia que puede ser generada.
En el fútbol infantil, debemos brindarle al jugador un amplio bagaje de ejercicios. A su vez, resulta interesante trabajar los distintos aspectos de la velocidad combinándolos con movimientos específicos que realizan los jugadores en competencia como también ligarlos a factores técnicos ya que su aprendizaje se encuentra en su fase sensible.
La capacidad de reacción en el fútbol está relacionada con la capacidad de anticipación y toma de decisiones. Esto se debe a que el jugador debe responder constantemente, de manera óptima, a situaciones de juego inesperadas. Asimismo, debe reajustar constantemente sus movimientos en situaciones donde debe decidir, en el momento que está realizando una acción, como continuar la misma dependiendo del entorno. Por ejemplo cuando el jugador intenta conducir el balón (técnica), mientras debe eludir rivales (entorno) a una cierta velocidad impuesta por la situación.
Para Weinek (1) el objetivo de esta capacidad en el fútbol es el desarrollo de una velocidad de movimiento de desplazamiento máximo y su relación con su velocidad gestual.
Entendemos la importancia de generar movimientos veloces con o sin pelota, donde el jugador sea capaz de ejecutar gestos técnicos en una situación real de juego.
RESISTENCIA
Con respecto al sistema anaeróbico podemos mencionar que la actividad de la fosfofructoquinasa (enzima reguladora de la glucólisis), en niños de entre 11-13 años es entre un 30-50% menor que en adultos. Estos datos nos permiten conocer que biológicamente el niño tiene una menor capacidad glucolítica que el adulto, o sea, que está menos adaptado para esfuerzos anaeróbicos. Por lo tanto no habría necesidad de que los niños en esta etapa realicen entrenamientos específicos para el incremento de la potencia anaeróbica lactacida. Siguiendo esta línea, los trabajos intervalados de alta intensidad en edades infantiles carecen de utilidad.
Los volúmenes usados para el entrenamiento de la resistencia deben ser adecuados a las condiciones del niño. Debemos proponer actividades que no sean de grandes volúmenes con alta intensidad ya que esto podría provocar vaciamiento glucogénico.
Por otro lado, sabemos que la resistencia está ligada a factores volitivos (capacidad de esfuerzo), metabólicos aeróbicos y anaeróbicos, funcionales (hormonales, cardio vasculares y respiratorios) y coordinativos (eficiencia mecánica). La enseñanza de la técnica de la carrera es importante ya que su eficacia influirá positivamente en la búsqueda de la máxima económica de los procesos metabólicos y funcionales.
Teniendo en cuenta que errores en la técnica de carrera elevan el costo de oxigeno, es decir, aumentan las demandas energéticas debido a que se requiere de más fuerza para realizar un movimiento. Por este motivo es importante trabajar sobre la enseñanza de la mecánica de carrera a través de skiping, taloneos, punteos y zancadas. En principio trabajando sobre los dos factores que influyen en la carrera, frecuencia y amplitud de zancada, y luego inclinando la mayor parte del trabajo hacia la primera dado que es más específica para el fútbol.
Con respecto a la importancia de la resistencia aeróbica y su trabajo durante la etapa infantil Weineck (1) resalta que tanto los niños como los jóvenes están preparados, desde el punto de vista cardiopulmonar y metabólico, para entrenar bajo cargas aeróbicas.
En relación a este punto, toma un alto grado de importancia la elección de métodos, como la dosificación de la intensidad y la duración de las cargas ya que las mismas deben adaptarse a las circunstancias fisiológicas de la edad del jugador.
Este autor propone entrenar la capacidad aeróbica en la fase pre puberal a través de cargas interválicas de corta duración, utilizando el juego como principal contenido en la actividad.
Para Feigenbaum (4) el músculo esquelético del niño pre púber es más elástico, tiene poco tono y definición, pero a su vez posee una gran irrigación respecto del adulto. Este flujo sanguíneo junto a su gran densidad mitocondrial permite realizar trabajos aeróbicos fraccionados o intermitentes de gran intensidad y corta duración alternados con pausas cortas ya que su capacidad de recuperación entre esfuerzos es eficiente.
Para Cometti (5) el entrenamiento de la resistencia en futbolistas jóvenes debe centrarse en el trabajo de fibras rápidas donde los esfuerzos cortos y breves prevalezcan.
Paul D. Larovede (7) plantea algunos principios para trabajar la resistencia aeróbica en edades prepuberales. Los mismos hacen mención a conservar el carácter lúdico de la actividad, donde se utilicen un amplio repertorio de movimientos y gestos propios del deporte, utilizando circuitos técnicos combinándolos con distintos desplazamientos.
Esta propuesta parece enriquecedora desde su carácter motriz ya que engloba mayores respuestas técnicas y motoras.
Será el profesor quien deba poner de manifiesto su creatividad, enriqueciendo aún más la actividad, introduciendo movimientos tácticos en ellas.
También, parece interesante proponer trabajos intermitentes ya que el trabajo de fibras rápidas quedará evidenciado y la velocidad de carrera es mayor comparándolo con trabajos continuos o intervalados largos.
Por otro lado, los juegos reducidos, son otra variante que puede ser utilizada para el trabajo de la resistencia. Desde el punto de vista motriz es más rico que los anteriormente mencionados, en conjunto al trabajo técnico - táctico realizado. Además se pueden variar las medidas de la cancha, la cantidad de jugadores y las reglas, buscando un ajuste táctico si así lo requiere el profesor.
Si bien el entrenamiento de la potencia aeróbica puede generar aumentos de rendimiento en niños, la magnitud de este incremento es probablemente más baja que la esperada en adultos. No está claro si hay una edad o un nivel de maduración crítico para maximizar las adaptaciones al entrenamiento aeróbico en niños y adolescentes.
El trabajo de resistencia en jóvenes pre púberes debe tener como objetivo mejorar la recuperación, creando bases de resistencias y no así provocar aumentos de VO2.
El trabajo de resistencia podría tener mejores efectos sobre los niños realizando tareas intermitentes de alta intensidad y juegos reducidos. Sin embargo la temprana especialización no está recomendada en niños. Por lo tanto la combinación de varios métodos sería la mejor manera de desarrollar la resistencia en esta población.
FUERZA
Aunque los niños no disponen de niveles adecuados de andrógenos para generar adaptaciones musculares y ganancias de fuerza similares a los que podría producir un adulto, tienen una gran capacidad para mejorar sus niveles de fuerza por medio de adaptaciones neurales.
Estas se basan en el incremento de las unidades motoras, una mayor coordinación y dominio técnico de los movimientos que se relacionan con mejoras en la coordinación y sincronización muscular...
Ahora bien… ¿A qué edad comenzamos con el trabajo de fuerza?
Según la Academia Americana de Pediatría (8) es importante tener en cuenta la maduración biológica de los niños, y comenzar los trabajos cuando los chicos estén en el periodo 5 de Tanner, ya que esto asegura que hayan pasado el pico de máxima velocidad de crecimiento y que las epífisis ya se encuentran casi selladas por completo.
Resulta muy difícil para los entrenadores conocer el estadío en el cual se encuentra el joven futbolista. Una modalidad que se podría utilizar para conocer esto sería demostrarle al niño fotos con las características propias de cada una de las etapas y que él mismo pueda ubicarse dentro de alguna de ellas.
Cappa (9) menciona que la recomendación del comienzo con trabajos de fuerza en estadio 5 de Tanner está hecha para trabajos con cargas altas y sistemáticas y que no existe una edad adecuada para comenzar con trabajos de fuerza cuando los trabajos no están dirigidos a la fuerza máxima.
El comienzo del trabajo de fuerza destinado a buscar un agrandamiento de la masa muscular estaría dado por el pico de crecimiento en estatura, previo a esto el entrenamiento de la fuerza debería ser destinado a la enseñanza de las técnicas de los ejercicios.
Según Bompa (10) en el proceso de formación deportiva se debe comenzar con ejercicios de fuerza que acentúen la participación de la musculatura del tronco y no tanto la de las extremidades superiores.
Aquí cabe mencionar la importancia de comenzar a trabajar desde el primer año de infantiles con ejercicios destinados a fortalecer la zona media. Es importante tanto la calidad de ejercicio como la frecuencia con que se hacen ya que las ganancias de fuerza en niños tienen un carácter transitorio y si no se entrenan con determina frecuencia estas ganancias se pierden rápidamente.
Siguiendo con la zona central del cuerpo podemos decir que en la pelvis convergen acciones que se transmiten de tren superior a inferior y viceversa, es por esto que el control que el niño pueda ejercer sobre dicha zona es importante para asumir posteriormente cargas de trabajo.
Hacer trabajos propioceptivos sobre la zona lumbo pélvica, junto a fortalecer y flexibilizar la zona central del cuerpo permitirá desarrollar posteriormente trabajos de fuerza con mayor seguridad (11).
Según Ozolin (12), los ejercicios con pesos libres ofrecen un mayor estímulo de entrenamiento acentuando el trabajo de propiocepción, el sentido del equilibrio, la estabilidad y la coordinación.
Así Feigenbaum (13) asegura que hasta el momento no existen evidencias científicas de que los ejercicios de fuerza con niños aplicados sistemáticamente pueden causar lesiones agudas o crónicas. Las lesiones son causadas por fallos técnicos en la ejecución de los movimientos.
Como hemos visto al comienzo del artículo, el crecimiento provoca ganancias sobre el rendimiento. En el caso de la fuerza, por crecimiento se producen incrementos de la misma. Pero también el niño que entrena tiene más fuerza debido a que coordina mejor. Las capacidades neurales no pueden desarrollarse si no son estimuladas, es por ello que los trabajos de coordinación y equilibrio (estático y dinámico) tiene gran importancia en esta etapa (14).
Siguiendo las palabras de Cappa podemos señalar que el tiempo que el profesor dedica a la enseñanza de las técnicas es una inversión ya que la correcta realización de los ejercicios permite, en el futuro, trabajar con cargas altas.
En el periodo prepuberal, antes del desarrollo hormonal y muscular, se debería hacer hincapié en el trabajo de coordinación, equilibrio (estático y dinámico) y enseñanza de técnicas de levantamiento, como así saltos y lanzamientos. Es importante variar los medios de entrenamiento utilizando materiales no convencionales como medicine ball, sogas, bandas elásticas, chalecos, bolsas de arena.
Con respecto al entrenamiento pliométrico en niños, Faigenbaum plantea que es errónea la idea que para comenzar con entrenamientos pliométricos el niño debe entrar en la pubertad. Contrariamente a esto propone comenzar con este tipo de entrenamientos cuando el niño tenga la madurez emocional para aceptar y seguir directivas. Otra de las ideas, que según el autor es errónea, es que los niños presentan lesiones en las placas óseas de crecimiento si realizan entrenamiento pliométrico.
A favor de este tipo de entrenamiento, Faigenbaum propone, que las sobrecargas sean apropiadas, una progresión gradual y respetar los periodos de recuperación entre sesiones. Destacando el entrenamiento pliométrico en niños como la base para las posteriores ganancias de fuerza y potencia.
En cuanto a la dosificación y calidad de ejercicios el autor propone comenzar con 10 repeticiones de ejercicios de baja intensidad, de 2 a 3 series, permitiendo buena recuperación entre las mismas y haciéndolo con una frecuencia semanal de dos veces. Por último, menciona la importancia de combinar los ejercicios pliometricos con desplazamiento o habilidades motoras diversas.
Previo al trabajo pliométrico, es importante el fortalecimiento de ligamentos y tendones de las articulaciones comprometidas (mediante la propiocepción), a su vez, resulta interesante el trabajo de multisaltos teniendo en cuenta que el tiempo de contacto con el suelo es determinante para el desarrollo de trabajos pliométricos básicos.
¿QUE TIPOS DE EJERCICIOS UTILIZAMOS EN EL FUTBOL INFANTIL?
Con respecto a los ejercicios seleccionados para trabajar en las divisiones infantiles podemos decir que existe una clasificación que los agrupan según la cercanía que estos tengan con la actividad principal, en nuestro caso fútbol.
La clasificación marca tres tipos: los ejercicios generales, los especiales y los competitivos.
Los primeros tienen que ver con las actividades que aseguran el desarrollo funcional del deportista, teniendo como finalidad crear una amplia base para la especialización progresiva que debe seguir, buscando un acondicionamiento multilateral del deportista. Entran aquí todos los ejercicios que se extraen de otras disciplinas deportivas y no necesariamente tienen semejanza con el fútbol.
Los ejercicios especiales son aquellos que por su estructura, intensidad y duración se acercan al máximo a las actividades de competición. Este tipo de ejercicios constituyen movimientos y acciones del futbolista que se van a corresponder con su estructura coordinativa, con el carácter de la ejecución, con la cinética y la dinámica del fútbol.
Por último, los ejercicios competitivos son los que muestran el mismo desarrollo técnico, funcional y los mismos parámetros que la propia disciplina deportiva. Aquí entran los juegos reducidos y la práctica y competencia específica.
Durante la etapa de fútbol infantil debemos buscar el adecuado equilibrio en la distribución de cada tipo de ejercicios, según la edad, el interés, necesidad y experiencia de los niños futbolistas.
Lo general siempre tiene que anteceder a lo específico. Sin embargo, los ejercicios que se destinan a trabajar los contenidos generales del entrenamiento se deben seleccionar siempre con vistas a las exigencias del fútbol.
La importancia que tiene crear las bases del proceso de entrenamiento/ aprendizaje hace necesario que los ejercicios generales y especiales tengan mayor preponderancia en algunas capacidades, como por ejemplo fuerza. Los ejercicios especiales tienen una acentuada inclinación en el trabajo técnico y táctico, mientras que los ejercicios generales serán los destinados al mejoramiento o desarrollo de las capacidades condicionales.
Como vimos anteriormente para el trabajo de resistencia, se deberían variar los métodos, utilizando ejercicios generales (intervalados cortos), ejercicios especiales (intermitentes con pelota) y ejercicios competitivos (juegos reducidos).
El desarrollo de ejercicios tanto generales como especiales conllevan la más variada y diversa utilización de los recursos materiales, tanto convencionales (aros, pelotas, conos, vallas) como no convencionales (bolsas de arena, pelotas de otros deportes, bastones, gomas de autos, gomas de bicicleta, sogas, bandas elásticas, chalecos).
Aunque los métodos y medios utilizados en el entrenamiento no sean específicos y aún cuando se utilicen ejercicios que estén poco relacionadas con el fútbol, todo debe estar direccionado a la mejora de las condiciones específicas del joven futbolista. El contenido general debe ser elegido siempre y cuando mejore la capacidad de rendimiento específica.
Autor: Prof. Cristian Daniel Sidotti
e-mail: cdsidotti@hotmail.com
Fuente: ISDe Sports Magazine. Vol. 4. N°15. Diciembre 2012.
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
1- Weineck, J. Entrenamiento total. Editorial Paidotribo. Año 2005. p 60.
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3-Veronique Billat. Fisiología y metodología del entrenamiento. Editorial Paidotribo. Año 2002.
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